miércoles, 24 de septiembre de 2008

PRESENTACIONES


Hacía ya tiempo que quería tener un blog. Siempre he pensado que, en el momento menos esperado, hay algo que te ayuda a sacar todas esas inquietudes y problemas que no te dejan ser como tú eres en realidad. ¿Y por qué no hacerlo en un blog? No es mi intención sentirme importante o algo así, pero sí me gustaría que hubiera un día en que alguien pudiera llegar a leer lo que escribo. No escribo por gusto. Escribo por necesidad. Una necesidad que, para muchos, les sonaría a tontería, pero no pierdo la esperanza en que haya alguien en el mundo que se sienta identificado conmigo.


Ante todo, educación: no me he presentado. Soy una chica en un pequeño cuarto rodeado de peluches, libros, perfumes, gloss de labios y zapatos. Vivo en una ciudad no muy grande, con calor y lluvia en estos días, y no hace mucho que he pisado la carretera de los 20 años. Tengo unos padres maravillosos, con una relación estupenda, que no tienen problemas a la hora de pagar algo. Tengo una hermana guapa, extrovertida y muy, muy inteligente y aplicada. Tengo un hermano guaporro, sano y muy muy sencillo. Tengo un novio cañón, un expediente brillante y las mejores amigas del mundo.


Pero también tengo un problema. No sé quién soy. No soy feliz. Y mi problema lo causa la pesadilla que me persigue desde que tengo uso de razón: la comida. No, no es que la aborrezca y sufra de problemas esqueléticos. Todo lo contrario. Mi estado es aquel que llaman "rellenita", por no decir otra palabra que creo jamás ha salido de mi boca. Todo lo que como me mata. Y como mucho. Y me mata mucho. Por eso, para mí, las piruletas son un placer. Siempre son un placer. A cualquier hora del día. Pero también son dinamita. Porque me están matando por dentro.

Es la hora de acabar con la dinamita de las piruletas, ¿no creéis? ¿Me ayudaríais?

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