Si te gusta Audrey Hepburn, entonces tu tuenti está lleno de música pop, rock, fotos de zapatos y manos que forman una estrella. Y niñas con vestidos babydoll y diademas en la frente, y gafas imitación RayBan.
Si te gusta 50 cent, en tu blog hay graffitis, zapatillas grandes, imágenes del Cultura Urbana, o de la Batallas de los Gallos, películas de Al Pacino y vídeos de Toteking.
¿Y si te gustan los dos? ¿Cómo te describes? Yo me encuentro en ese punto. Me conozco todos los grandes diseñadores, mi máscara de pestañas es de Chanel, y jamás escupo ninguna falta de ortografía. Pero también me leo y releeo la Vogue del mes con mis Nike de muelles mientras escucho Electro, o el último single de Juaninacka. Me flipa tanto las camisas de Ralph Lauren rosas como las camisetas Ecko Red.
¿Y si tus amigos no son de ninguno de esos tipos? ¿Y si tus mejores colegas siguen oyendo Los Chichos? ¿Y tus compañeras de Universidad se pirran por Coldplay?
En cualquiera de las situaciones puedo secundar perfectamente la conversación, pero no es mi mundo, no estoy agusto. ¿Quejica? Quizá, pero yo no lo definiría así. Veo como a mi mejor amiga, llamémosle Pi, no tiene ningún problema en reconocer que Los Chichos es para ella lo mejor del mundo. Veo cómo mis compañeras hablan todo el día como si estuvieran en el diálogo de una película, sin naturalidad, infectadas por el síndrome de los diálogos de la película de Juno.
Ojalá (ojalá!) me siente un día a tomar un batido con alguien a quien le guste hablar tanto de Breakfast at Tiffany's como de Get Rich or Die Tryin'. Sería la primera vez que estaría, realmente, cómoda.
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