ESA ES LA CUESTION

Todo el mundo sabe lo que quiere. Y lo he descubierto, entre otras cosas, con el Tuenti. Dime qué fotos subes al tuenti y te diré cómo eres.


Si te gusta Audrey Hepburn, entonces tu tuenti está lleno de música pop, rock, fotos de zapatos y manos que forman una estrella. Y niñas con vestidos babydoll y diademas en la frente, y gafas imitación RayBan.

Si te gusta 50 cent, en tu blog hay graffitis, zapatillas grandes, imágenes del Cultura Urbana, o de la Batallas de los Gallos, películas de Al Pacino y vídeos de Toteking.

¿Y si te gustan los dos? ¿Cómo te describes? Yo me encuentro en ese punto. Me conozco todos los grandes diseñadores, mi máscara de pestañas es de Chanel, y jamás escupo ninguna falta de ortografía. Pero también me leo y releeo la Vogue del mes con mis Nike de muelles mientras escucho Electro, o el último single de Juaninacka. Me flipa tanto las camisas de Ralph Lauren rosas como las camisetas Ecko Red.

¿Y si tus amigos no son de ninguno de esos tipos? ¿Y si tus mejores colegas siguen oyendo Los Chichos? ¿Y tus compañeras de Universidad se pirran por Coldplay?

En cualquiera de las situaciones puedo secundar perfectamente la conversación, pero no es mi mundo, no estoy agusto. ¿Quejica? Quizá, pero yo no lo definiría así. Veo como a mi mejor amiga, llamémosle Pi, no tiene ningún problema en reconocer que Los Chichos es para ella lo mejor del mundo. Veo cómo mis compañeras hablan todo el día como si estuvieran en el diálogo de una película, sin naturalidad, infectadas por el síndrome de los diálogos de la película de Juno.

Ojalá (ojalá!) me siente un día a tomar un batido con alguien a quien le guste hablar tanto de Breakfast at Tiffany's como de Get Rich or Die Tryin'. Sería la primera vez que estaría, realmente, cómoda.

PRESENTACIONES

Hacía ya tiempo que quería tener un blog. Siempre he pensado que, en el momento menos esperado, hay algo que te ayuda a sacar todas esas inquietudes y problemas que no te dejan ser como tú eres en realidad. ¿Y por qué no hacerlo en un blog? No es mi intención sentirme importante o algo así, pero sí me gustaría que hubiera un día en que alguien pudiera llegar a leer lo que escribo. No escribo por gusto. Escribo por necesidad. Una necesidad que, para muchos, les sonaría a tontería, pero no pierdo la esperanza en que haya alguien en el mundo que se sienta identificado conmigo.

Ante todo, educación: no me he presentado. Soy una chica en un pequeño cuarto rodeado de peluches, libros, perfumes, gloss de labios y zapatos. Vivo en una ciudad no muy grande, con calor y lluvia en estos días, y no hace mucho que he pisado la carretera de los 20 años. Tengo unos padres maravillosos, con una relación estupenda, que no tienen problemas a la hora de pagar algo. Tengo una hermana guapa, extrovertida y muy, muy inteligente y aplicada. Tengo un hermano guaporro, sano y muy muy sencillo. Tengo un novio cañón, un expediente brillante y las mejores amigas del mundo.

Pero también tengo un problema. No sé quién soy. No soy feliz. Y mi problema lo causa la pesadilla que me persigue desde que tengo uso de razón: la comida. No, no es que la aborrezca y sufra de problemas esqueléticos. Todo lo contrario. Mi estado es aquel que llaman "rellenita", por no decir otra palabra que creo jamás ha salido de mi boca. Todo lo que como me mata. Y como mucho. Y me mata mucho. Por eso, para mí, las piruletas son un placer. Siempre son un placer. A cualquier hora del día. Pero también son dinamita. Porque me están matando por dentro.

Es la hora de acabar con la dinamita de las piruletas, ¿no creéis? ¿Me ayudaríais?